Las nuevas tecnologías están permitiendo avanzar espectacularmente en el conocimiento de los astros.
Hace cincuenta años, cuando en verano se ponía el sol, los niños se tumbaban en el suelo y admiraban un firmamento cuajado de estrellas. Sus ojitos astutos escudriñaban el cielo fantaseando con descubrir un platillo volante pilotado por marcianos.
Kudravka era una perra callejera. Fue recogida por los científicos rusos que trabajaban en el proyecto de La Conquista del Espacio.
Traviesa y ladradora, la bautizaron como Laika, “la ladradora”.