Cada cierto tiempo una estrella fugaz rasgaba la oscuridad de la noche, y todos sabían que era una roca que incidía en nuestra atmósfera procedente del éter.
Hoy las calles ya no están alumbradas por míseras bombillas colgadas de postes de madera o paredes; y en las autopistas hay tal luz que parece ser pleno día siempre. Levantamos en vano los ojos al cielo; y no distinguimos sino una vaga oscuridad incapaz de deslumbrarnos.
No nos extrañe pues que tantos ciudadanos crean que el Sol gira alrededor de la Tierra. En sus mentes solo hay lugar para ver el suelo que pisan y el astro que nos ilumina. Incluso la Luna es desconocida. Pocos enamorados se emocionan ya contemplando una luna llena, casi siempre oculta entre altos edificios o la contaminación.
Por esta razón, la Fundación Aurora motivará a astrónomos profesionales y aficionados para que enseñen a los niños de 7 a 15 años las Maravillas del Universo; y a tal fin les muestren que la tierra es una inapreciable mota de polvo perdida en un Universo infinito.
Igual que todo aquello que poseemos es fruto del trabajo de nuestros antepasados, nuestros jóvenes entenderán que de su propio esfuerzo por proteger y mejorar la Tierra dependerá la que sus hijos hereden.
Esta película, editada por el «American Museum of Natural History», nos ofrece un maravilloso viaje hacia ese infinito insondable.
Al llegar allí sentiremos soledad y desamparo, y suspiraremos por regresar a casa, este bello planeta azul donde habitamos.
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