En nuestros días se ha puesto de moda poner líneas rojas a nuestros adversarios, prometiendo que jamás las vamos a atravesar, o que nunca permitiremos que ellos la pasen.
Hemos tenido conocimiento por la prensa de que un niño de seis años, que andaba de excursión con sus padres en la zona de Morera del Montsant en Tarragona, encontró una bomba de mano perdida por algún soldado republicano durante la Guerra Civil.