Los perros romanos

Las legiones romanas también disponían de jaurías de perros de guerra, perros que protagonizaban los “ludi circenses” y los “ludi gladiatorum”.

Nuestra narradora Anita explicará a los niños y jóvenes un magnífico y famoso evento relacionado con dichos ‘ludi’, o sea juegos, que tuvo lugar en la Imperial Tarraco, mas cuyo contenido no vamos a desvelar aún.

Al servicio de los romanos había muchos esclavos y las provincias del Imperio les suministraban todo tipo de alimentos y productos lujosos. La mayor parte de los habitantes de las ciudades no trabajaba y era alojada y alimentada gratuitamente por sus gobernantes. Los romanos de clase popular comían siempre en restaurantes y las cocinas se reservaban exclusivamente a las viviendas de gente muy adinerada, que a menudo organizaba banquetes.

Para entretener a esta enorme masa de ciudadanos ociosos, los gobernantes organizaban los ‘ludi’ o juegos en teatros, circos y anfiteatros.

Los “ludi gladiatorum” eran extremadamente violentos y sangrientos, llegando a escenificar en la arena verdaderas batallas a muerte entre gladiadores o animales.

Se considera que el perro de guerra romano genuino es el que conocemos hoy como mastín napolitano. Es un perro enorme y gigantesco al que le cuelga mucha piel del cuello, lo que impide a sus enemigos morderle en la garganta. Eran famosas sus luchas contra leones y tigres por resultar victorioso con gran frecuencia.

Adjuntamos un grabado del archivo de la Fundación Aurora. Representa una famosa lucha entre un elefante, un león y un perro de guerra, de la que el perro quedó vencedor.

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Pero no te asustes cuando veas uno. Hoy en día son mansos y cariñosos, ideales amigos de los más pequeños.

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Recuerda, entonces, que los perros molosos que hoy conocemos descienden de los perros que trajeron los celtas y de los perros de guerra que Alejandro Magno conoció en Persia y Egipto.