En el año 2005 once bomberos forestales fallecieron mientras apagaban un incendio, fuego declarado cerca de la Hoz del río Dulce por la imprudencia de unas personas que encendieron una barbacoa.

Los bomberos forestales, los bomberos en general y cualquiera que trabaje para nuestra protección y salvación se hacen merecedores del reconocimiento y admiración más sinceros.

Bomberos, submarinistas, militares, personal sanitario, escaladores, espeleólogos, esquiadores… son muchos los que se dedican a proteger y auxiliar a quienes sufren percances, o defenderlos del fuego, accidentes u otras causas naturales. Algunos cobran un salario, otros lo hacen de forma voluntaria, pero nada material justifica que pongan en peligro sus vidas por los demás.

Es, pues, gente movida por el altruismo, admirable por su valentía y coraje.

Es necesario que los niños aprecien verdaderamente el servicio y la entrega vocacional de estas personas. Para ello, pediremos a las Autoridades y los responsables de los cuerpos implicados en estos menesteres que faciliten la apertura de sus instalaciones a todos los niños a fin de que las visiten, hablen con sus efectivos y, en fin, aprendan de su ejemplo.