Los perros de guerra (I)

Recientemente dijimos que las razas de perros que ahora conocemos descienden de los cánidos que convivieron con los Humanos en la región situada en el sur de China y el norte del Himalaya.

Hasta hace poco se consideraba que la amistad entre los perros y los humanos comenzó hace 15.000 años, pero modernos análisis del ADN de perros prehistóricos predicen que nuestra relación con estos fieles amigos se inició hace 30.000 años, justo en el momento en que los Humanos salimos de África rumbo a Europa y Asia.

Supimos que muchos de nuestros perros proceden de los molosos traídos por los pueblos del sur de Rusia que nos colonizaron hace más de 3.000 años y nos enseñaron la obtención del hierro, el uso del caballo y la rueda.

Los pueblos que habitaron Mesopotamia dotaron a sus ejércitos de jaurías de perros de guerra.

A mediados del siglo XVII a. C. el pueblo de los hicsos tomó el control del Bajo Egipto con las dinastías XV y XVI. Consta en Wikipedia la mención que hace Flavio Josefo de este suceso.

“Durante el reinado de Tutimeos, la ira de Dios se abatió sobre nosotros; y de una extraña manera, desde las regiones hacia el Este una raza desconocida de invasores se puso en marcha contra nuestro país, seguro de la victoria. Habiendo derrotado a los regidores del país, quemaron despiadadamente nuestras ciudades. Finalmente eligieron como rey a uno de ellos, de nombre Salitis, el cual situó su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo Egipto”.

Eran pueblos que llevaron consigo a Egipto los caballos, el uso de la rueda, y sus perros de guerra. Hacia el año 1500 a. C. los egipcios consiguieron expulsar al invasor, que les dejó sus avanzadas tecnologías.

Mira la bellísima pintura que decora un cofre encontrado en la tumba de Tutankamon. Mientras el faraón desde su carro dispara flechas contra sus enemigos, sus perros de guerra, metidos bajo la panza del caballo, masacran a unos guerreros nubios.

Pintura perteneciente al cofre encontrado en la tumba de Tutankamon.

Pintura perteneciente al cofre encontrado en la tumba de Tutankamon.

La más famosa lucha de carros de la Antigüedad fue la Batalla de Qadesh, al norte de Siria, en mayo de 1274 a.C. Enfrentó al ejército del faraón Ramsés II, con 2.000 carros y 16.000 infantes, y la coalición sirio-hitita del rey Muwalati II, con 3.700 carros y 40.000 infantes.

Observa la imagen de un bajo relieve del templo de Abu Simbel. Muestra al Faraón Ramsés II en dicha batalla preparándose para disparar su arco. Los grandes arcos egipcios eran el arma más temible de la Antigüedad, ya que disparaban unas flechas tan pesadas y rápidas que dada su gran energía cinética atravesaban cualquier armadura.

Relieve del templo de Abu Simbel.

Relieve del templo de Abu Simbel.

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Cuando se construyó la gran presa de Asuán, el templo de Abu Simbel iba a quedar sepultado por las aguas. La montaña de roca en la que estaba excavado el templo fue demolida y la parte de piedra esculpida se cortó en trozos, trasladó y montó en un nuevo emplazamiento.

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Otro de los dibujos muestra al faraón Ramsés II durante el asedio de Damur.