La llamada

Los bomberos están siempre despiertos, aguardando atentos a que sean requeridos para socorrer en alguna desgracia.

Cuando suena la alarma, abrochan sus guerreras, se ponen sus cascos de latón, bajan raudos a las cocheras deslizándose agarrados a una barra y montados en su carro salen a prestar auxilio.

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Dos caballos imperiales tiran de su carruaje. Son los descendientes directos de los caballos de la diosa Épona. Valientes y veloces, cuenta una leyenda que triunfaron en una célebre carrera de cuadrigas que se disputó en el circo de la Imperial Tarraco. César Augusto, que estaba presente en el evento, ordenó que todos los ejemplares de tan portentosa raza fueran recogidos y puestos a su servicio. Desde entonces han estado siempre al servicio de reyes y emperadores, uncidos a sus carrozas o ejecutando bellísimos ejercicios de doma clásica.

Alegres y con sus crines ondeando al viento, llevarán pronto a los bomberos a su destino.

Una bella postal que enviaron al niño Santiago Llorens Romaguera de Sant Feliu de Guíxols sus padres.

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Fue sellada el día 27 de enero de 1916, hace casi cien años. Si tienes alguna noticia de Santiago o de su familia, escríbenos y nos la cuentas.