Esta firma perteneció a su abuelo, Raimundo Hernando Caballo, quien la adquirió el año 1916.
Su domicilio y establecimiento estaban situados junto a la Catedral de Sigüenza, en la calle del Cardenal Mendoza, espacio que hoy ocupa un estanco.
Durante los meses de septiembre y octubre de 1936 estas calles fueron terrible campo de batalla. El edificio se incendió y se derrumbó por completo.
La Confitería Hernando desapareció para siempre.
El calendario original de Confitería Hernando del año 1936 que por primera vez se expone enmarcado es la única reliquia que se salvó del desastre.
Será muestra y ejemplo para que los niños y jóvenes entiendan que las guerras no aportan ninguna ventaja ni beneficio. Destruyen vidas y haciendas, y la población civil es siempre la más perjudicada.